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Experiencias significativas en el Día de la Afrocolombianidad

Foto: Experiencias significativas en el Día de la Afrocolombianidad

Esta semana se realizó la V Jornada de Prácticas Significativas I 2018, una actividad de la Licenciatura en Educación para la Primera Infancia donde se exponen los trabajos de índole educativo que adelantan los estudiantes de últimos semestres en instituciones de Popayán y el Cauca. Esta vez se certificó la asistencia a las conferencias, se premió la mejor práctica y se hizo entrega de incentivos a los estudiantes participantes.

Una de las estudiantes expositoras fue Julieth Katherine Chamizo, estudiante de VIII semestre de la Licenciatura, que presentó un proyecto sobre la escolarización en la primera infancia desde una perspectiva del desarrollo infantil: “se quiere romper el paradigma de que niños y niñas van al colegio a jugar, pues a ellos se les involucra en contextos educativos para garantizar procesos de desarrollo infantil y son sujetos en formación, así que deben ser educados”, dice, apuntando que la Jornada es un espacio crítico, reflexivo y muy significativo, porque se pone en perspectiva lo que han venido aprendiendo en el transcurso de su carrera y en el desarrollo de su práctica profesional, además que pueden nutrirse académicamente y hacer comparaciones con las experiencias de otros compañeros.

Haga clic y vea la galería de fotos de la V Jornada de Experiencias Significativas.

La profesora Elizabeth Castillo, docente investigadora adscrita al Departamento de Estudios Interculturales de Unicauca, también fue invitada al evento a dictar su charla ‘El Oficio de Educar en la Escuela del Siglo XXI’, donde explicó por qué las maestras y maestros son los protagonistas más importantes de la sociedad: “y más cuando la sociedad está en una crisis civilizatoria y de proyectos de vida, pues quien educa es quien tiene en sus hombros la posibilidad de construir esperanza, preparando a las nuevas generaciones para que ayuden a recomponer todos estos problemas tan dolorosos de injusticia, de destrucción del planeta, de la imposibilidad de ser solidarios y vincularnos con el otro, y lograr que los principios fundamentales de la dignidad y el respeto sean los que prevalezcan. Así que sin maestras y maestros del lado de esos procesos no vamos a poder salir adelante, porque tienen en sus manos las almas más tempranas y las dos vocaciones más importantes: las de los niños, niñas y jóvenes adolescentes. Merecen que se les reconozca su gran importancia y los tratemos con el merecimiento que corresponde”, afirma.

Cuando se refiere al compromiso de los educadores es contundente: “las personas sólo pueden enseñar lo que saben y quien elige ser maestro o maestra tendrá una vida muy exigente respecto a la autoformación. Debe ser un estudiante permanente sin renunciar a su vocación intelectual y siempre estar un paso adelante frente a las versiones que el mercado y los medios de comunicación ofrecen sobre la realidad. Pero también hay que reivindicar una postura de profundo amor por el otro: no se puede ser maestro si no ama a los seres con los que trabaja. Entonces hoy la función docente es una mezcla entre el oficio intelectual, la pasión por los otros y un profundo compromiso de justicia, pues la educación es lo único que puede lograr construir justicia, ya que es posible reproducir el conocimiento y hacerlo accesible más allá de las clases sociales”.

Cuando se le recuerda que en Colombia la mayoría de educadores son mujeres no se extraña, y reconoce que en los países del llamado ‘tercer mundo’ el campo de la educación está feminizado, pero como una expresión del patriarcado: “desde el inicio de los estudios superiores hay una idea estereotipada de que los hombres son buenos para las ciencias y las matemáticas, y las mujeres para lo doméstico. Así se entendía la educación y por eso América Latina, en general, tiene magisterios ampliamente femeninos, pero es problemático porque queremos una sociedad en perspectiva de equidad, necesitamos más hombres maestros, incluso maestros transgénero y homosexuales porque es lo que hay en la sociedad de hoy, como también necesitamos más mujeres en las facultades de ingeniería”.

Elizabeth, psicóloga de la Universidad Nacional y magíster en Estudios Políticos de la Universidad de Andalucía y en Psicología Comunitaria de la Javeriana, tiene claro que los profesionales se educan para contribuir al proyecto de Sociedad y por ello deben tener una formación ética y en perspectiva de los Derechos Humanos, de la justicia y la dignidad; y que cuando no se tiene formación humanista el profesional estará incompleto, aunque sea exitoso.


Día de la Afrocolombianidad y mes de la Herencia Africana

Por medio de la Ley 725 de 2001 el Congreso de la República decretó el 21 de mayo como Día Nacional de la Afrocolombianidad, pues ese mismo día, en 1851, el entonces presidente José Hilario López firmó el Decreto de abolición de la esclavitud en Colombia. Y desde 2001, por medio de la Resolución 0740, el Ministerio de Cultura declaró que mayo es el Mes de la Herencia Africana en Colombia.

Desde las aulas de clase y con la fuerza de su corazón, la profesora Elizabeth ha venido promoviendo la cultura afro, citando con energía a los autores del pacífico o aclamando a las poetas negras que con amor enseñan a leer a incontables generaciones en el Patía y el norte del Cauca, y desde las costas ecuatorianas hasta el trópico chocoano. Y acaba de ser reconocida por la Universidad de Los Andes en la pasada Feria Internacional del Libro de Bogotá, en el texto ‘21 Voces. Historias de Vida sobre 40 años de Educación en Colombia’, donde cuentan un poco de sus casi veinte años de labor docente.

“En el Cauca hace falta desfolclorizar el tema afro y tomarnos más en serio su tradición intelectual, hay que leer más a los poetas negros caucanos. El mercado instituye la idea de que el Pacífico es marimba, currulao y Petronio Álvarez, y así se van reproduciendo estereotipos. Pero el Pacífico es poesía, pensamiento político y pedagógico, y eso es lo que deben hacer en las universidades: leerlos, escucharlos e invitarlos a debatir. Por supuesto, las expresiones artísticas son muy importantes, pero lo afro no es sólo eso y no puede pasar que lo usemos para producir más formas de racismo o discriminación, porque no se está reconociendo el aporte científico o intelectual que las poblaciones afro y negras han dado al país”, opina Elizabeth.

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