Usted está aquí

Inicio / Actualidad / Noticias / “Hacen falta unos 120 años para que en Popayán el negro sea aceptado como igual”, memorias del Día de la Afrocolombianidad en la Uniautónoma del Cauca.

“Hacen falta unos 120 años para que en Popayán el negro sea aceptado como igual”, memorias del Día de la Afrocolombianidad en la Uniautónoma del Cauca.

Foto: Raúl Cortés Landázury

Raúl Cortés Landázury, uno de los organizadores del evento, es PhD. en Economía de los Recursos Naturales y Desarrollo Sostenible de la Universidad Nacional Autónoma de México. Tiene 15 años de experiencia docente y es profesor titular del Departamento de Ciencias Económicas de la Universidad del Cauca, donde también es miembro del Grupo de Investigación, Desarrollo y Políticas Públicas (Polinomía), del que quiso visibilizar su trabajo.

En sus exposiciones académicas aterriza el discurso académico del análisis y la evaluación de políticas públicas al plano de lo contextual, de lo territorial, contrastando datos y cifras con las voces de líderes y lideresas que le cuentan sus experiencias, y comparando los contextos de otros países latinoamericanos. Junto a la profesora Constanza Bonilla, de la Uniautónoma del Cauca, viene trabajando aspectos étnicos desde la pedagogía y quiere hacer una unión interinstitucional de acciones colectivas donde se involucre activamente a la población afro de las universidades.

“Histórica y simbólicamente la Academia también ha invisibilizado a la población afro, y aunque las dinámicas en Popayán están cambiando se les sigue teniendo relegados. Por eso es de suma importancia contextualizar estos asuntos afro y motivar a los estudiantes para que empiecen a pensar en propiedad sus cuestiones identitarias, para que al regresar a sus territorios o tengan que asumir profesiones y cargos lleven en su corazón esto de la Inclusión, de la visibilidad, de no avergonzarse de ser afrodescendientes o de no haber nacido en la Sociedad Mayor. Claro, esto no supone generar niveles de apartamiento sino de conversar a través de la diferencia”.

Cuando se le pide comparar realidades de Popayán con las de una ciudad con talante afro tan cercana como Cali, señala que en la capital caucana las cosas están cambiando pero no tanto, y reconoce que la sociedad en Colombia ha naturalizado algunos malos comportamientos: “Cali es un asunto especial porque se forjó a través de migraciones, no sólo del Pacífico sino del Tolima y de Nariño, entonces creció a través de una amalgama asentada en el Oriente y la ladera, donde pululan la salsa y otros símbolos afro que, sin llegar a ser reconocidos, son totalmente aceptados y compartidos; pero sigue siendo difícil llegar a puestos que representan estatus en términos de poder y acumulación económica. Es cierto que en algunos países como Estados Unidos y Brasil se trabaja en el discurso de las políticas públicas de acción afirmativa, una especie de restitución del estatus para generar imágenes a seguir, haciendo importante que los negros sean protagonistas y simbólicamente generen una especie de espejos, pero eso ocurre porque hay ‘leyes de cuotas’, y acá no hay de esas leyes”.

No se olvida que para llegar hasta donde está le ha sido muy difícil, pero dice que se le hincha de orgullo el pecho por haber nacido en el oriente de Cali (una zona popular de la ciudad), de su barrio sobre la carrera 39 y de vivirlo día a día, de sostener muchas luchas existenciales y aprender a sobrevivir, y de haber conseguido allí amigos entrañables.

“Terminé bachillerato y me presente a la Fuerza Aérea. Fui con mi madre, era primera fase de reclutamiento y debía hacer los exámenes en la Escuela Marco Fidel Suárez. Un suboficial de reclutamiento, de apellido Smith, extendió la mano a ella y le dijo que habíamos tomado la mejor decisión, que la Fuerza Aérea iba a ser como un hogar y que me iban a formar como ciudadano y símbolo de la raza colombiana. Ni bien empezaban los exámenes y el suboficial me empezó a insultar: “negro hijuep***, metete a la fila”. Pensé que era una broma. Luego exámenes de segunda fase en Bogotá. Cuando me vio desde la puerta, Smith me recibió: “negro hijuep***, pudiste llegar acá, te vamos a hacer la vida alegre para que te des cuenta qué es la Fuerza Aérea”, recuerda el profesor, advirtiendo que el negro José Prudencio Padilla fue uno de los estandartes de la Armada nacional de Colombia pero hoy no hay almirantes de corbeta negros.

Según el profesor Raúl hacen falta unos 120 años para que en Popayán el negro sea aceptado como igual, argumentando que todavía las personas no están mentalizadas para ello, y subraya como ejemplo el que aquí no hayan cajeros negros en los bancos del Grupo Aval: “entonces un economista muy preparado, que sea negro, no podría aspirar a ser gerente en un banco de esos. Y Gobernador negro tampoco habrá pronto en el Cauca. Ya hubo un indígena, Floro Tunubalá, pero desde que llegó al cargo estuvo ‘condicionado por convivencia’. Ese es el problema de los outsider en política, que al llegar automáticamente le ponen muchos ‘peros’, y sin embargo los dirigentes tradicionales, a los que se les ha perdido la plata, aquí siguen siendo cobijados”.

Compartir en: