El oso Chucho y los nuevos paradigmas judiciales ¿Legislar en nombre de los animales?
Luis Domingo Gómez Maldonado, docente de la Especialización en Derecho Penal de la Escuela de Posgrados, fue el abogado que interpuso el hábeas corpus ante el Tribunal Superior de Manizales en el caso del oso Chucho. Esta semana, en el marco de sus cátedras en Constitución y Derecho Penal, dirigió una charla frente al fallo de la corte constitucional que, en un hecho sin precedentes en Colombia, legisló por el destino de un animal.
Además de los casi 50 estudiantes de Derecho que asistieron a la Biblioteca Bruno Mantilla Pinto, Luis Domingo estuvo acompañado de José Joaquín Gutiérrez, especialista en Derecho Penal y coordinador de la Escuela de Posgrados, y por el también docente de la Escuela Víctor Hugo Ospina, magíster en Derecho Penal y catedrático de la asignatura ‘Audiencias y Formas de Evitación del Proceso como Estructura de Gestión y Emprendimiento en el Proceso Penal Colombiano’.
Al parecer, el tema del oso Chucho ha causado tanta polémica sobre todo porque los mecanismos de protección de Derechos fueron creados para proteger a las personas y no a los animales: “el tema tiene un impacto muy fuerte en el gremio de los abogados, especialmente porque han sido formados en escuelas donde las formas sí importan y los procedimientos se deben respetar, entonces usarlos para proteger derechos de los animales puede resultar algo disonante en esa cultura del Derecho”, dice el profesor.
¿Y cómo funciona el hábeas corpus para el oso? “sencillo”, explica, “el juez ha ordenado que el animal debe vivir en el medio natural al que pertenece, según su condición y naturaleza. Y especialmente, por virtud del mandato del juez, Chucho debe regresar al lugar de donde fue sacado y vivió sus últimos 19 años (Reserva Natural de Río Blanco, Caldas) antes de ser enviado en confinamiento al Zoológico de Barranquilla”.
Evidentemente es más costoso enviar a un oso de anteojos a Barranquilla y más cuando se da pelea jurídica para no dejarlo en el lugar donde vive, por lo que supone Luis Domingo que no todos los intereses que motivaron el traslado del oso estarían sobre la mesa: “más tarde pueden aparecer elementos, pero es muy posible que detrás de todo haya intereses de cualquier carácter... el caso es que no es normal que se pretenda sacar un animal de su medio para mandarlo a un lugar tan distante y con características de vida tan diferentes. Seguro que si alguien en Manizales hace el ejercicio, probablemente descubra más cosas respecto al asunto, que a la distancia es complejo visualizar, por ejemplo que exista algún interés de destinar el área donde vive el oso para otro propósito o simplemente que las autoridades responsables de protegerlo no quieren seguir a cargo de la obligación”.
Luis Domingo tiene una maestría en Derecho y otra en Derechos Humanos y Derecho Internacional de los Conflictos Armados, por lo que puede ser considerado alguien que sabe del Derecho, lo siente y lo exalta: “las personas pueden confiar en que los abogados defienden a los animales. Lo digo porque creo firmemente en la administración de la justicia y en su institucionalidad, tanto que a pesar de las percepciones de la opinión y a pesar de los casos aislados de corrupción que se dan en la rama, sigo convencido de que la rama judicial y las altas cortes son valiosas, porque en ellas están trabajando magistrados estructurados, juiciosos y estudiosos, y creo que están haciendo un cambio que, aunque cueste mucho que se note, es el que nos va a permitir en un mediano y corto plazo vivir una administración de justicia diferente a la que está hoy en el imaginario popular”.
Cuando se le pregunta si es difícil defender jurídicamente a un animal en Colombia responde que no, cuando se tienen las herramientas adecuadas: “con el estado de conciencia que tienen las personas ahora mismo es un reto apasionante servirles desde una óptica diferente a la habitual. Es muy probable que se tome una decisión en sede de tutela para truncar el traslado del oso, pero confío -desde la visión del progreso que ha traído la jurisprudencia y la normativa, y por las últimas posturas que han mantenido la Corte Suprema, el Consejo de Estado y la Corte Constitucional- en que estamos asistiendo a un evento Importante de la cultura jurídica, que nos permitirá por primera vez materializar una orden judicial con estas características”.
Uno de los aspectos más interesantes de la charla fue cuando se expuso la idea de que pronto se formulen leyes para legislar de facto en situaciones donde se vean involucrados los animales, y el profesor Gómez Maldonado cree que no estamos lejos de verlo pasar: “la Ley 1774 empezó a recorrer ese camino, pero queda una asignatura pendiente: regular los mecanismos de protección para escenarios como los que se proponen en este hábeas corpus, donde se requiere una intervención ágil e idónea -especialmente del juez- para evitar cambios bruscos de hábitat de animales y protegerlos obedeciendo a una lógica dinámica del Derecho, para que no obedezcan parámetros de construcción de mecanismos de protección de derechos ideados para los humanos. Éste es un nuevo paradigma y allá debemos apuntar: a la construcción de una política pública judicial”.
Para terminar, el profesor Luis Domingo anota que eligió el hábeas corpus porque es una figura potencial en el derecho constitucional comparado y para ejemplificar hizo referencia a tres casos específicos en diferentes países suramericanos -uno en Brasil y dos en Argentina-, donde a pesar que el sistema judicial tiene a los animales en categoría jurídica de ‘Cosa’, el hábeas corpus ha prosperado: “además hay organizaciones en todo el mundo que han venido protegiendo los derechos de los animales amparándose en este procedimiento, especialmente en casos donde se desconocen ciertas garantías de vida para los animales y se requiere una intervención inmediata para salvaguardar su integridad, para protegerlos de abusos, maltrato y confinamiento (...) la tutela en cambio es mucho más compleja -a mi modo de ver- por el fuerte arraigo de derechos fundamentales que conlleva en su desarrollo, aunque de igual forma la Corte ha dicho que a través de la tutela es muy posible defender derechos de los animales. Creo que no estamos lejos de lograrlo”.