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“La corrupción no se va a acabar nunca, es inherente al ser humano”

Foto: Andrés Cisneros, profesor de la Especialización en Proyectos de Desarrollo de la Uniautónoma del Cauca.

Andrés Cisneros es docente de la Especialización en Proyectos de Desarrollo de la Escuela de Posgrados de la Uniautónoma del Cauca, y este mes visitó Popayán para dictar su módulo de Evaluación Social y Financiera de Proyectos de Inversión, temática que hace parte de la asignatura Desarrollo Territorial.

El profesor Cisneros es Economista y Especialista en Gerencia de Proyectos de la Escuela Militar Nueva Granada, y magíster en Gerencia Financiera Internacional de la Universidad Libre. Tiene claro que las charlas que dará en la Especialización serán de mucha importancia para la vida laboral de sus estudiantes: “los proyectos deben evaluarse, para ver si son una inversión rentable y si se van a alcanzar los beneficios sociales pactados (...) antes de hacer una inversión debes tener un diseño muy avanzado de tu proyecto, a ver si vale la pena invertir tu tiempo y tu dinero, y para asegurarse que en la ejecución no se va a malgastar ningún recurso y que las cosas se hagan como se planearon”, dice.

Actualmente es asesor externo del Departamento Nacional de Planeación -allí ha trabajado en Planeación Territorial, con proyectos de inversión en agricultura, infraestructura vial, educación y proyectos productivos- y tiene su propia firma de consultoría y estructuración de proyectos, aunque piensa abrir otra y llamarla Neuromarketing Corporación, en la que desarrollará proyectos de mercadeo y trabajará el componente emocional del consumidor: por eso está indagando en las neurociencias, para definir el consumo y la inversión en Colombia, pues en el resto del mundo estas dinámicas son diferentes: “este país es sui generis, supremamente especial, aquí es posible que convivan las siete etapas del desarrollo”. En ese orden de ideas, el profesor Cisneros ha hecho estudios de Neurociencia en la Universidad de Yale y está investigando sobre neuromarketing, pues quiere hacer consultorías en este campo y el de las finanzas conductuales, y combinar las prácticas del marketing con la tecnología.

 

¿Neuromarketing?

Le gusta mucho escribir y es autor de los libros 'Neuromarketing y Neuroeconomía’ (en 3ra. edición), 'Finanzas Conductuales: el poder de la inversión' y 'Aplicaciones del Neuromarketing'. Además está formulando un programa académico de Neuromarketing en la Facultad de Mercadeo de la Universidad Autónoma del Caribe.

Pero ¿de qué se trata todo eso de la neuroeconomía? El profesor describe, de soslayo, que es la aplicación de las neurociencias y las ciencias sociales al comportamiento de los agentes económicos: “el consumidor y el inversor no son racionales al tomar sus decisiones de compra, se mueven más por la emoción que por la razón, entonces compran más porque le gusta y no les importa el precio. Las personas compran para satisfacerse a sí mismos, aunque les cuesta el triple están dispuestas a pagar porque les va a alegrar el corazón. Y buscan satisfacerse inmediatamente, entonces compran ahora mismo que más adelante”. Y asegura que con la ayuda de las prácticas de la neuroeconomía se puede saber por qué la gente consume, involucrando el historial cultural, emocional y formativo de cada uno: “el simple hecho de nacer en una región de Colombia nos identifica en ciertos gustos y esos conceptos deben ser aprovechados por el mercado: ser tan diferentes y tener costumbres distintas exige que haya productos diferentes para cada región.

En este curso de la Especialización en Proyectos de Desarrollo sus estudiantes evalúan tres fases de un proyecto: la preinversión, la inversión y la etapa de operación, para que adquieran conocimientos de lo que es medir y proyectar, y cómo ejecutar sin desperdiciar recursos: “cualquier profesional debería tener formación en este campo, pues el concepto de ‘proyecto’ se vive todos los días y es igual para todos; este es un esfuerzo temporal y un puente para llegar a las soluciones. Así, cualquier persona que sabe lo que quiere para el futuro puede dedicarse a la elaboración de proyectos y aplicarlos en su vida personal. No es una cuestión para eruditos, es simplemente poner en orden las ideas y los esquemas, saber lo que se quiere y propender por un cambio para mejorar, que es lo que buscan los proyectos: pasar de una posición negativa  a otra deseada  y convertir en soluciones los problemas”, asegura.

 

“Colombia no es un país pobre” 

Según el profesor, Colombia ya no es un país pobre y por eso las grandes economías la ven como un socio: “pasó el tiempo en que se pedía plata como si fuera una limosna, ahora el dinero se necesita para cofinanciar. Lo que antes llamamos cooperación internacional ahora se puede definir como ‘colaboración internacional’, porque el país tiene muchas oportunidades de inversión y lo que llega no es por cooperación sino por asociación, pues la gente de la Unión Europea, de Estados Unidos y Latinoamérica nos ven hoy como aliados inversores y están buscando negocios apalancados por Colombia para hacer proyectos”, asegura.

Sin embargo no todo es tan bueno. Subraya que, infortunadamente, el dinero que llega para invertir se ha centralizado “porque en Colombia sólo se han considerado cuatro polos de desarrollo: Bogotá, Cali, Medellín y Barranquilla, cuando en el país hay muchas zonas con grandes potenciales, algo que deben tener en cuenta los inversores extranjeros, sobre todo ahora que se está firmando La Paz y se van abrir nuevas oportunidades de negocios ecológicos y sociales, y se van a potenciar los negocios de infraestructura y telecomunicaciones”, dice, mientras recuerda que terminar el conflicto hará que los inversores no se espanten.

 

Sobre la corrupción

Hablando sobre las irregularidades y malversaciones en contrataciones e inversiones públicas y privadas, Andrés Cisneros cuenta que hace poco asistió a un foro del pacto global por Colombia, un evento que realiza la ONU con las empresas pendientes de cumplir los objetivos del desarrollo sostenible, y uno de ellos es luchar contra la corrupción: “lastimosamente parece que no interesa el tema, pues de todas las mesas de diálogo la más pequeña era la que trataba el tema anticorrupción y de lavado de activos. La gente lo considera una lucha perdida, aunque se están activando mecanismos para contrarrestarla. Algunas empresas privadas ha creado estrategias para concienciar a la gente contra la corrupción y el soborno, y se han visto programas muy buenos sobre la actitud que debe tener cada inversor, cada financiador y cada consumidor cuando se presentan esas cuestiones de corrupción y abuso de recursos públicos y privados”.

El profesor cree que la corrupción siempre estará presente. Dice que Colombia está dando la lucha en su contra y que podemos ganarle en la medida en que entendamos que la sociedad civil y la empresa privada, juntas, son más fuertes que los mismos corruptos. Y sostiene que la corrupción nunca acabará porque es inherente al ser humano: “el flagelo se da por el egoísmo, la avaricia y la codicia, pero podemos crear organizaciones fuertes que la combatan y contribuyan a que se reduzcan notablemente sus prácticas. País perfecto no hay porque el mundo no es perfecto, entonces no hay sociedades perfectas, pero mientras haya más espacios para las personas que quieren hacer bien las cosas todo mejorará”.

No debe ser fácil hablar de corrupción en una clase donde se educan personas que formularán proyectos de mucho dinero, pero el profesor les habla desde la perspectiva de los negocios privados y los que se hacen con el Estado: de las realidades que se presentan cuando se licita o cuando se adelanta un contrato de obra pública, de lo que pasa en la ejecución de los contratos y de lo que puede ocurrir cuando se descuidan las normas y se hace una mala planeación, porque allí es donde nace la corrupción. Al respecto afirma: “cuando no hay una buena planeación la corrupción está latente, por ejemplo, cuando se contrata una obra por 200 millones y los que ejecutan quieren hacerlo por 180, esa acción de dejarlo sin balance presupuestal para robarse el dinero lo que produce es proyectos incompletos, que van a caer, como los edificios y puentes mal hechos, haciéndole un daño a toda la sociedad”. Entonces Andrés siempre le comenta a sus estudiantes que lo planeado, lo que se formula en cada proyecto, debe cumplirse milimétricamente. “Obviamente todo proyecto exige cambios, pero lo ideal es no apartarse del diseño original del proyecto, porque eso implica gastar más dinero, disminuir costos y conseguir mala calidad y malos servicios porque la plata desapareció. Así que como docente inculco que los proyectos deben realizarse al pie la letra de su formulación”.

 

La actualidad del Departamento

“Al Cauca lo veo quedado”, dice tajantemente el profesor Cisneros, mientras afirma que el problema es de índole político: “conozco la política del departamento y sus atrasados se deben a los políticos de turno, porque no han aprovechado la oportunidad de tener economías grandes: cuando apareció la Ley Paéz -en 1996- se suponía que habría un gran parque industrial para incentivar el desarrollo regional, pero se lo entregaron a los industriales del Valle del Cauca construyéndolo allí, si lo hubieran ubicado en el centro o al sur del Cauca las cosas hubieran sido diferentes. Fíjese, pasaron 20 años de esa Ley y qué quedó... nada, sólo volver a empezar”.

Sin embargo es optimista y piensa que el Cauca se va a superar: “las universidades en Popayán se están fortaleciendo y eso aumenta la competitividad educativa, y la gente se está convenciendo que aquí se pueden hacer grandes cosas. El cambio no va a llegar por la gestión de políticos o del Gobierno Nacional, sino por la sociedad civil apoyada sobre las universidades”.

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