Usted está aquí

Inicio / Actualidad / Noticias / “Estar en Popayán es la consecuencia lógica de las cosas”: Diana Paola Sáenz, nueva rectora de la Uniautónoma del Cauca

“Estar en Popayán es la consecuencia lógica de las cosas”: Diana Paola Sáenz, nueva rectora de la Uniautónoma del Cauca

Foto: Diana Paola Sáenz, nueva rectora de la Uniautónoma del Cauca

La nueva rectora de la Institución es bogotana y no se imaginaba viviendo en Popayán; quería volver a trabajar en una Institución de Educación Superior porque en los últimos años estuvo trabajando en un proyecto con Ecopetrol y con la Secretaría de Educación Distrital, pero alejada de la formación universitaria, donde empezó su proyecto laboral desde el año 2003. En 2016 vio una convocatoria de trabajo en la web, envió su currículo y a las pocas semanas se estaba mudando a la ‘Ciudad Blanca’ como vicerrectora académica de la Uniautónoma: “hice clic y aquí estoy”.

Muchas personas se dejarían agobiar por las dudas si tuvieran que decidir irse a vivir a otra ciudad y cambiar de vida de forma tan imprevista; Diana Paola podría ser una de ellas sobre todo si se tiene en cuenta que es hija única y creció junto a su madre, una tía y su abuela -con la que pasó mucho tiempo de la infancia- pero por el contrario nunca sintió temor y afirma que precisamente de estas tres mujeres es que ha heredado una gran fuerza, pues han sido ejemplo de las habilidades y todas las capacidades que tienen las mujeres para salir adelante “estar aquí es la consecuencia lógica de las cosas. No dudé ni una vez en irme a vivir a un lugar desconocido, era como si lo estuviera esperando… vivir en un lugar más cálido que Bogotá y volver a la educación superior fueron mis deseos de final de año en 2015. En casa la reacción fue muy buena y celebraron que me haya salido el trabajo que quería, saben que si al frente mío se abre una puerta yo la debo cruzar, más cuando voy a conocer, a vivir cosas diferentes y a crecer en todos los aspectos; mi mamá, mi tía y mi abuela me han enseñado que así sea con miedo debes dar el siguiente paso, por eso mi proceder es hacer las cosas convencida de mis capacidades, habilidades y conocimientos. Enfrento con valor el temor a soltar, que puede ser muy grande”.

Diana tiene una estrecha relación con la música y se le nota, porque en los eventos sociales de la Uniautónoma donde ha cantado de verdad que lo hizo muy bien. Claro, vale anotar que a los 9 años recibió clases de violín y a los 15 hizo parte del coro del colegio. Su mamá conocía a un cantante de mariachi que le enseñó técnica vocal y fue descubriendo sus capacidades para el canto, actividad que practicó para armonizar su equilibrio emocional: “para mí cantar es como para los orientales volar una cometa, es ser capaz de conectar las sensaciones del viento y de la tierra a través del cuerpo, como una herramienta de desfogue; tal vez no me dediqué a la música como opción profesional porque entonces no tendría otra cosa para desahogarme”.

Cuando salió del colegio entró a la universidad porque su gran amiga del colegio la convenció de estudiar Química Farmacéutica, luego de ganar el cupo en la Universidad Nacional. Pero su rendimiento académico no fue bueno: no sentía el mismo entusiasmo de sus compañeros cuando iba al laboratorio; entendía las clases pero le daba pereza hacer las cosas, le aburrían los temas que discutían y el olor del laboratorio no le emocionaba como a los demás. Una vez -mientras cursaba tercer semestre- llegó tarde a clases de Química Orgánica, vio el tablero dibujado con decenas de fórmulas y moléculas y sus ojos se llenaron de lágrimas, pensando en que esa iba a ser su vida profesional. Entonces decidió que no quería estar allí. Alguien muy cercano le recomendó estudiar la Licenciatura en Psicología y Pedagogía. Le dijo: “a ti te gusta trabajar con las personas y eres una líder, serías una buena maestra. Te regalo el formulario para que te inscribas", y empezó el proceso para estudiar en la Universidad Pedagógica Nacional, donde reconoce que fue muy feliz desde que entró a su primera clase de Psicopedagogía. Posteriormente logró ser eximida de algunos exámenes por su rendimiento impecable y obtuvo un cargo de monitora en el Departamento de Posgrado, lo que le permitió relacionarse profesionalmente. En esta institución también hizo su maestría, obtuvo su primer contrato laboral -sin ser profesional- y conoció a los decanos que le dieron la oportunidad de comenzar el ejercicio de la docencia.

Como docente dictó sus primeros cursos en la Facultades de Educación y de Educación Física, en el área de Pedagogía, y mientras tanto alternaba esas labores con otras en el área de Extensión en la Secretaría de Educación. También fue asistente administrativa en el Proyecto ‘Museo Pedagógico Colombiano’ y coordinó el sistema de evaluación docente, pero subraya que ama la docencia y buscará la forma de dictar clases cuando tenga la oportunidad, como cuando era la vicerrectora académica de la Uniautónoma del Cauca y recibió un curso en la Escuela de Posgrados lo que, en sus palabras, “la oxigenó”.

Aunque los mensajes emotivos y concluyentes se hacen al final de las entrevistas, la experiencia de vida de la rectora debe ser transmitida pronto a los estudiantes: “si trabajas en lo que te apasiona será fácil alcanzar el éxito. Si no estudias lo que te gusta serás un profesional frustrado y seguramente trabajarás en algo que no tiene relación con lo que te gusta, te aburrirás pronto y será más difícil crecer”.

Cuando se le pregunta si vale la pena hacer el esfuerzo con los estudiantes ‘recocheros’ responde que no hay pena, porque se los ha encontrado siempre y le gusta compartir esa experiencia: “si es su debilidad distraerse hay que aprovecharse de ella para transformarla en su beneficio; si su sentido del humor muestra que usted es muy creativo entonces desarrolle esa habilidad. Me encanta ser profesora. Cuando asumo el liderazgo de un curso debo estudiar, leer, organizar contenidos, pensar cómo llegarle a los estudiantes y, sobre todo, identificar el nivel de aprendizaje en el que están, pues el nivel del grupo se refleja en el que menos habilidades haya desarrollado durante un ejercicio, por ejemplo. Es importante concentrarse en ellos porque educarlos es el reto y me engañaría si me conformo con que los ‘pilos’ les sigan tomando ventaja, por eso me interesa que los que tengan dificultades logren aprender”.

La rectora hace memoria y recuerda que por labores educativas vino a Popayán por primera vez en 2008 o 2009, mientras trabajaba en un programa de educación virtual y a distancia dictando un curso de cómo hacer investigación en pedagogía a profesores de colegios oficiales en El Bordo-Patía. Las personas que la recibieron le hicieron un recorrido por el Centro de la ciudad y los faroles de sus calles tenían luces amarillas y no blancas, como ahora. Recordó haber pasado por el Puente del Humilladero y por el Parque Caldas, y que siempre la trataron muy bien, como en esta nueva etapa de la vida: “el personal de Talento Humano de la Uniautónoma ha sido muy amable, les voy a agradecer toda la vida el buen trato que recibí de esa dependencia, así como a mi profesional de apoyo Yenny Erazo”.

A la capital caucana llegó pensando únicamente en la Vicerrectoría Académica, el destino hizo que varios aspectos confluyeran en el mismo escenario para que ella asumiera la Rectoría. Asegura que su intención y propósitos están relacionados con ayudar a los demás y crear escenarios, políticas y posibilidades para ayudar a mucha gente. En esta primera parte de su trabajo quiere conocer todos los procedimientos asociados a una Rectoría. Su meta es la Acreditación Institucional y alrededor de ese tópico quiere orientar las sinergias institucionales, porque cree que pensar en Acreditación Institucional es interesarse por la calidad de los profesores y los procesos de enseñanza, por las estructuras curriculares fortalecidas, por la movilización de estudiantes y profesores, por la internacionalización y por el soporte administrativo necesario para cumplir la meta.

“Aunque no sepan que Diana Sáenz lo hizo, quisiera generar estructuras curriculares que resuelvan las necesidades del entorno para que los estudiantes las vivan. Quiero que la Uniautónoma del Cauca tenga escenarios para el desarrollo de habilidades emprendedoras para todos y para que los que no sepan qué es la investigación la conozcan y la amen, y de esta manera la comunidad académica se mentalice en que todos nosotros somos sujetos activos de transformación, que debemos trabajar juntos y que somos una empresa de servicios educativos que destaca por su calidad”.

La rectora se acostumbra muy fácilmente a su nueva vida de ‘patoja’. Un compañero de la Uniautónoma del Cauca le dijo dónde hay buenos restaurantes y los ha estado visitando. Le gusta mucho explorar y el único temor que tuvo después de instalarse en Popayán era meterse en un lugar inseguro o un barrio peligroso. Las dos primeras semanas recorrió el Centro Histórico y luego, después de traer su carro, empezó a explorar en varios sitios de la ciudad. Como no aprecia el ruido o el escándalo, ha hecho de sus sitios preferidos los que le permiten estar en silencio y respirar tranquila: el balcón de donde vive o la calidez de su habitación, donde no ve televisión nacional pero sí programas de comedia y de detectives o situaciones policiales -sus preferidos y los que puede quedarse viendo todo el día-. Donde vive hay una piscina y si no llueve va a nadar. Se inscribe en cursos, le gusta leer y se define como una persona “muy estudiosa”. Los fines de semana hace el aseo de su casa y compra las cosas que necesita. Como disfruta manejar por carretera a veces se va a Cali. Según ella fue muy aficionada al deporte hasta los 18 años, la universidad le cambió el ritmo de vida y las actividades físicas pasaron a segundo plano.

“¿Te imaginas ver la aurora boreal desde un barco?”. Adora escuchar cantar a los pájaros y los colores en el cielo, por lo que disfruta ver amaneceres y atardeceres en cualquier lugar. Apenas pueda se va para los países nórdicos a hacer un crucero y seguramente llevará el libro más gordo sobre pensamiento complejo del francés Edgar Morin. Diana dice que baila bien pero no prefiere los ritmos tropicales, así que disfruta la música escuchando a Beethoven y a los británicos de Pink Floyd y Muse. Gusta de los animales -tienen dos gatitos- porque encuentra interesante el comportamiento animal y cómo se parece al de las personas… y le gusta como saben: comería gusanos o lo que fuera si se lo dieran bien cocinado, la única condición para comerlos es no haberlos visto vivos, de hecho, no ha probado langosta o cangrejo porque sabe que los echan vivos a una olla con agua hirviendo.

En algún trabajo tuvo un jefe deshonesto y prefirió renunciar antes que ceder ante alguien que pretende obtener ganancias con el trabajo que no ha hecho, una salida honorable para alguien que alguna vez se enfermó porque prefería quedarse trabajando que ir a almorzar. Tampoco simpatiza con las personas que dicen mentiras para quedar bien -cuando se los encuentra prefiere hacerse a un lado- aunque piensa que el peor defecto en alguien es la pereza; según ella “los perezosos no viven, todo les da locha y no se deciden a hacer algo. Prefieren quedarse quietos, renegar de sus vidas y preguntarse ¿a mí por qué la vida no me cambia? En cambio me encantan las personas que resuelven, las que a pesar de no saber cómo se hace algo averiguan y lo hacen; uno se divierte haciendo: en mi oficina debo responder por muchas cosas pero quiero lo que hago y por eso siempre aprendo lo que no sé”.

En ese orden de ideas, la fortaleza de la nueva rectora Uniautónoma es que siempre trata de resolver, de buscar soluciones a situaciones que lo demanden. Su debilidad es que en el colegio le enseñaron a ser demasiado disciplinada: “se me dificulta comprender por qué los demás no son así y eso me trae problemas. Me cuesta trabajo entender que las personas sean irresponsables, que digan que van a hacer y no hacen; la Palabra tiene un peso enorme y cuando las personas no comulgan con este estilo de vida, no es fácil”. Y como se identifica con las bondades de la Responsabilidad, en este perfil confiesa que va a tener un hijo y adoptará otros tres… cuando se gane la lotería: “uno debe ser responsable de la crianza de sus hijos y para tenerlos se necesita tiempo. Tener hijos implica evaluar cómo un hijo crece en las mejores condiciones emocionales y económicas. Quisiera tener todo el tiempo para ver crecer a mi hijo y ayudarlo en ese proceso. En este momento, si le doy el tiempo que se merece tendría que dejar de trabajar, entonces tampoco tendría cómo mantenernos a ambos”.

En todo caso, Diana Paola quiere que la recuerden como la rectora que hizo mejoras curriculares importantes, la que logró convenios con otras universidades y facilitó su movilidad, la que produjo alianzas interinstitucionales para que a través de la investigación se lograran insumos y nuevas ofertas formativas. Advierte que la debilidad de la investigación en Colombia es que no hay metas comunes porque “el sistema educativo se enfoca en metas individuales, cada uno quiere beneficiarse, no hay trabajo colaborativo, casi nunca se tienen en cuenta los estudios y teorías donde se demuestra que el trabajo en equipo rinde más frutos, porque este sistema está interesado en mantener a los que están dónde están. Entonces el trabajo en redes no se promueve y en términos de investigación sucede que son tantas las necesidades vistas de forma individual, que cuando se investiga no se hace pensando en propósitos comunes. Existen colecciones de libros sobre el porqué de la pobreza y aún así mucha gente sigue viviendo en la miseria”.

La nueva rectora termina esta charla aseverando que las universidades deben apuntar al rescate de las tradiciones para el aprovechamiento de la tierra y el cuidado de los recursos naturales que tiene el Cauca, y a la investigación para transformar las realidades del departamento: “se quejan porque algunas regiones han sido olvidadas, pero no sirve de nada publicarlo en Facebook si no haces algo para cambiar esa situación, la indignación virtual no es efectiva cuando no actúas. La unión de las universidades puede transformar la realidad del departamento, más allá de lo que pueda hacer el gobierno de turno, puesto que tienen un rol fundamental en el cambio: allí convergen los profesores, los investigadores y los futuros profesionales. Todas las universidades podemos planear qué hacer, sino esto se va a convertir en un asunto protocolario, en una comunidad de mutuo elogio que al final no hará nada importante”.

Compartir en: